Visitas, amistades:
jueves, 28 de abril de 2022
Del Códice de las supersticiones
domingo, 24 de abril de 2022
Del libro Como olvidado de mi país
Fuera, la brisa rozó la última hoja de la estación.
¿Llegó el trino al oído de ella?
¿Qué es lo que sintió la hoja que no sintiera la joven envuelta en la toalla?
¿El roce del otro?
Era inevitable —mientras se vestía— el recuerdo de la espuma de las olas en sus pies desnudos y el abrazo de ese que la besó en el cuello.
Al atardecer, ese —ahora hecho sombra— la invitó a beber cerveza a la taberna de la costanera.
Después, camino a casa, la sombra —aprovechada de la ceguera de los besos— se la llevó por la oscuridad más densa del malecón, donde la apretó contra la fría piedra.
La sal se comía el hierro y la madera del muelle, y el cuerpo muerto de una gaviota.
La muchacha, ¿alcanzó a ver la luna antes de desaparecer tras una nube?
Nadie ha de haber oído su espasmo a causa de las voces de las gaviotas. Ni en las otras noches en el malecón, hasta el fin del estío, cuando la constelación sigue el vuelo de las aves hacia el azul de otros planetas.
Volvieron a los cafés y los bares de la ciudad de origen —el mismo alcohol, el mismo humo de cigarrillos.
Se tocaban una y otra vez las manos, así estuvieran frías, como si el vaho de la lluvia o el humo se las hubiera vuelto forasteras.
Por eso ella, cuando oyó trinar el pájaro en la oscuridad, evocó los graznidos de las gaviotas y el ruido de las olas del mar estrellándose contra el malecón.
Entró en la cama y apagó la luz de la lámpara: la onda que generó este acto, desprendió laúltima hoja del árbol.
Estocolmo, 11 de abril de 2008.
sábado, 23 de abril de 2022
Del libro Cuaderno de Adán
Del libro Cuaderno de Adán
Tormentas solares soplan del cielo boreal
Sueltan bandadas que angustian los árboles
Es octubre te peinas te me arrimas
En la ventana miramos llegar la noche
El viento arrastra nubes ondas frías horas húmedas
En la mesa yacen hojas con plumillas de ave
Ahora murmuras dices que me amas mientras
Atiendes las estrellas que relucen con el viento
Reluce tu pelo y tirita tu alma al roce de mis dedos
Dejas el peine susurras ahora llueve
Eres como el cristal de la ventana por el que corre agua
O como la íntima hoja del aire
O eres la rama que danza o la luna que asoma desaparece
O la intemperie o la estrella que brilla en el agua del lago
Brillan y vibran las líneas eléctricas las venas las luces
Susurrante dices que atienda el trisar de los satélites
Sin embargo me asombro de oír tu susurro y callo
De lo solo que estamos De lo solo que vamos
Por este muy siglo veintiuno muy posmoderno
Y muy de nada Y con estas tormentas solares
Del libro <i>Gizbar</i>
ÉRASE UNA VEZ UN DÍA GRIS ¿ Qué determina el ánimo del lago? El cielo, sin duda. Si es azul, los cisnes surcan las aguas, las gaviotas and...

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Cuaderno de Adán En versión castellana: «T us manos » « Nuestro libro » « Polen del corazón » DINA HÄNDER D ina händer är så lätta att ...
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E L MALECÓN [ HISTORIA DE UNA HOJA ] E nvuelta en la toalla, salió de la sala de baño y entró en su dormitorio. Fuera, la brisa rozó ...
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ARS POETICA C'est des beaux yeux derrière des voiles PAUL VERLAINE Om henne inte syns blir natten lång Allting upphör utom hennes vänt...