ÉRASE UNA VEZ UN DÍA GRIS
¿Qué determina el ánimo del lago?
El cielo, sin duda.
Si es azul, los cisnes surcan las aguas, las gaviotas andan con una algazara de carnaval y las parejas de amantes detienen sus pasos al besarse las sonrisas.
No si es gris.
Solo un solitario como yo deambula por la orilla de un lago donde todo es umbría e indiferencia.
Salvo la gaviota posada en la farola a la vera del sendero.
Estoica, con sus ojos claros me alienta a que me sumerja en mí mismo.
¡Miren!
Un cielo azul comienza a clarear en el ánimo.
21 de febrero de 2006, Lilla Essingen, Estocolmo.
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