INFIDELIDAD
Mi mano me ha tocado y en silencio ella se solaza.
La engañosa desde aquel día no es la misma.
Ni en el sueño.
Ni tampoco es la amante esclava de mi ansia.
Si lo hace, lo hace por rutina o por servicio.
Lo mismo cuando ha pelado una fruta al mediodía, o cuando me ha tocado en la ducha.
Por eso he venido ala hoja digital a escribir estas palabras.
Pero he fracasado.
Porque cuando quiero escribir 'mano', ella escribe ‘mano’; y si quiero silencio, escribe ‘silencio’; y si quiero escribir ‘infiel’, sin inmutarse la ingrata escribe ‘infiel’.
¡Dios! Se guarda la poesía para cuando la tomes y te la pongas debajo de la blusa, porque tu corazón y mi mano ya se entienden a las mil maravillas.
¡Me siento tan solo!
Mis letras ya no me sirven. Salvo las dichas por mi boca, que todavía te enamoran.
No obstante, a mi mano no le afectan. Al contrario, se mofa.
Me da mucha rabia con ella. Aunque lo disimulo cuando me la enjabono y desatiendo sus secretas lágrimas en el chorro de agua de la llave.
Amor, no me dejes de lado por ella.